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domingo, 28 de noviembre de 2010

ESTOY CONSTRUYENDO UNA WEB PARA QUE SEA MÁS FACIL ACCEDER Y MAS ORDENADO EL CONTENIDO.DISCULPAR LAS MOLESTIAS

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TERMINA MESA SIETE

¡¡¡Termina mesa siete!!!- dijo Yakitori una vez mas. Gran mesa la mesa siete, se dobla al menos tres veces en un mismo servicio. Sitio estratégico, al lado de la ventana, donde la gente va a sentarse instintivamente aunque todas las demás mesas estén montadas e impolutas, ellos van ahí...a la mesa siete, sin recoger, llena de migas, gotas de vino, el cenicero a rebosar, no importa, nada importa, la ventana les atrae como la luz a los mosquitos. Se sientan, ojean el horizonte y cuando ya se han aburrido de mirar a aquella señora que se le ha roto el tacón en la acera de enfrente, entonces y solo entonces miran con horror lo que tienen delante, y comienzan a buscar con mirada inquisitiva al camarero que no encuentran. Éste se halla repasando cubiertos, por fin dan con él y, como no podía ser de otra manera, le chistan y le hacen señas para que vaya urgentemente a recoger y limpiar aquella mesa, que más bien pareciera que hubieran comido unos guerreros del medievo recién venidos de la batalla en lugar de dos ejecutivos del siglo XXI. El camarero velozmente prepara la mesa en un abrir y cerrar de ojos sin decir nada, con una discreta sonrisa en la boca, pensando en porque demonios se tienen que sentar en la única mesa que no esta montada. Mientras tanto en cocina no paran, no paran de hacer ruido, de dar voces ¡¡¡¿Que te crees que viene en lata?!!! Una puerta de horno que se escapa, un plato se resbala, cae, se hace añicos, las freidoras humeando, la plancha a toda pastilla por que si no no tiene fuerza de tanta cosa que hay ahí arriba, ¡Santo Cielo! esto parece el infierno. Platos, platos y más platos, el jefe en el pase poniendo el cebollino y cantando comanda como si de un tenor se tratara. De repente, Yakitori pasa por la puerta de vaivén con ojo de buey y grita: ¡¡¡Termina mesa siete!!!